Las primeras manifestaciones balompédicas se dan en Málaga con el inicio del siglo XX. Este nuevo deporte comienza a ser practicado por jóvenes que habían cursado estudios en el extranjero o que procedían de Gibraltar. Un grupo de éstos, comandado por Antonio López, instaura, tras varias reuniones en el Liceo de la Capital, la primera sociedad de ‘foot-ball’ malagueña, en torno al año 1904. Se llamaría Málaga FC. Además del citado Antonio López, otros impulsores de aquella primera experiencia fueron Emilio Andersen, Félix Pérez, los hermanos Campuzano, Enrique García de Toledo, Eugenio Rosillo, Eulogio Vives (en el papel de árbitro), Ricardo Gross, Pepe Bernhard, Eduardo Guille, Federico Cañas, Eduardo España, Sánchez (‘El cubano’) y Rodríguez, el único inglés del grupo.
Los primeros entrenamientos tuvieron lugar en la Plaza de Toros de la Malagueta, algo que no fue precisamente bien visto por los taurinos, que consideraban el fútbol de entonces como una ‘impostora actividad’ que habían traído los ingleses. No obstante, la semilla ya estaba puesta. No había marcha atrás. El 3 de abril de 1904, según han defendido siempre históricos periodistas malagueños como Juan Cortés o Fernando González Mart, 'Fidelito', fue la fecha elegida para el primer partido de ‘foot-ball’ celebrado en Málaga. Se formaron dos equipos cuyas indumentarias se importaron desde Gibraltar: camisetas blancas para unos y rayadas para otros, y pantalones negros para ambos. El escenario elegido fue un terreno delante del Hospital Noble, el cual no se caracterizaba precisamente por su uniformidad, y que hacía difícil predecir el comportamiento del esférico tras cada bote. Allí se instalaron una especie de graderíos compuestos por unas tres mil sillas, utilizadas normalmente para presenciar conciertos musicales nocturnos en la Alameda, con el fin de que los espectadores, que a aquellas alturas aún no alcanzaban el calificativo de aficionados y sí más bien de curiosos, tuvieran la mayor comodidad posible.
Pese al interés, esta primera experiencia no tuvo demasiada continuidad. Aunque los jóvenes balompedistas seguían preparándose físicamente con relativa constancia, pasó un tiempo considerable hasta que se disputó el siguiente encuentro. Se trató de un reto a la tripulación del ‘Xarifa’, un barco inglés de los muchos que atracaban en el puerto. El equipo de Málaga lo compuso una selección de aquellos que habían formado parte del ‘match’ del Hospital Noble, que logró imponerse a los foráneos por 8 tantos a 4.
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