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miércoles, 17 de julio de 2019

Manolo Olivares, primer entrenador-jugador del CD Málaga

El CD Málaga comenzó a competir con esta denominación en la temporada 1941-1942, encuadrado en el grupo 3 de la Segunda División. Su primer entrenador fue Cristóbal Martí, un catalán que venía de firmar una buena campaña con el Real Oviedo en Primera División, clasificándolo octavo y sellando la permanencia del conjunto asturiano en la máxima categoría.

En aquella campaña, cada uno de los grupos de Segunda División contaba con ocho equipos, los mejores de los cuales pasaban después a disputar una liguilla de ascenso a Primera. El resto quedaba jugando una fase de permanencia, mucho más anodina. El conjunto blanquiazul tuvo que conformarse con un insuficiente cuarto puesto, que le privaba de seguir peleando por subir y que dejaba en entredicho la continuidad de Cristóbal Martí en el banquillo.

Durante la fase de permanencia, no obstante, el equipo se entonó un poco más y no conoció la derrota en los primeros seis encuentros disputados. Pero cuando esta llegó, no pudo ser más cruel: un 7-0 en casa del Elche CF que suponía un ultimátum para el técnico y que, a la postre, y a pesar de que el Málaga saldó este encuentro con una victoria en Elda (1-2), le costaría el puesto.

Cuando todo el mundo esperaba un nuevo entrenador, la medida adoptada por el club sorprendió a propios y extraños, puesto que el sustituto de Martí salió de dentro del vestuario. El delantero centro balear Manolo Olivares, que había firmado ocho goles en la liga regular y llevaba ya anotados siete en la fase de permanencia, era el elegido para pasar a dirigir a sus compañeros desde el banquillo. Y además, lo haría sin renunciar a su condición de futbolista, lo que suponía una extrañeza aún mayor. El acuerdo se sellaba para los dos partidos ligueros que quedaban (el CD Málaga ya no tenía ninguna inquietud clasificatoria) y para la Copa (entonces del Generalísimo), que se disputaba a continuación. La decisión fue unánime por parte de la directiva, y la prensa la recogía en estos términos: "esta noticia, trascendental, que tiene su fundamento, no se esperaba tan pronto, pero ha sido de verdadera satisfacción" (Diario SUR, jueves 26 de marzo de 1942).

Olivares fue sin duda el revulsivo buscado, al menos en lo inmediato. En su primer encuentro como entrenador-jugador, disputado en La Rosaleda ante el CD Córdoba, se alineó a sí mismo en el once titular (por aquellos tiempos todavía no estaban permitidas las sustituciones de jugadores durante el encuentro) y fue el autor del gol de la victoria malaguista. Sin embargo, no volvió a jugar en los tres partidos restantes, que se saldaron con un empate y con dos derrotas en la eliminatoria de Copa, ante el Granada CF, que impidieron a las primeras de cambio seguir adelante en esta competición.

Para la siguiente temporada, 1942-1943, de nuevo en Segunda División, el CD Málaga siguió contando con Manolo Olivares como entrenador, pero ya habiendo colgado las botas y sin tener que simultanear ambas funciones.

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